MADRES Y PROFESIONALES: CÓMO EQUILIBRAR ESTOS ESPACIOS?

En nuestras conversaciones casi siempre nos encontramos con casos de clientas en los que aqueja la duda recurrente: soy mujer, madre y profesional ¿cómo debo equilibrar estos espacios? La respuesta es simple: no existe una fórmula exacta, es una danza de roles, que incluye tropezones, volteretas acrobáticas y momentos de calma. Lo importante de este danzar, es que lo hagas acompañada y con mucho disfrute.

En tu transitar, te encontrarás con personas que pueden aportar de manera positiva, familiares, amigas y espacios cómplices (como este blog) que te darán liviandad y apoyo extra. Especialmente en el rol de madre, porque cómo sabemos, no existe manual para ser mamá o peor aún instrucciones para descifrar a los hij@s. La vida es más dulce si la vives acompañada, que no te de pena y no sientas culpa al pedir ayuda cada vez que necesites. Mamis, olvidemos el estereotipo de Mujer Maravilla que todo lo hace y todo lo puede, ese personaje es una hermosa ficción.

También encontrarás personas, que sin duda -con las mejores intenciones- intentarán dar un consejo con forma de crítica, relájate y recoge los mensajes que te sirvan. Recuerda no tomarlo personal, solo tratan de ayudar. No recibas culpas, penas o traumas ajenos. Vive tu propia experiencia y haz caso a tu intuición.

Hoy en día, las agendas de las mujeres son ajetreadas, queremos ser madres a tiempo completo, profesionales competitivas, atletas incansables, activistas sociales, altruistas, asistir al gym para ser más atractivas y con cuerpazos, en fin, ocupar varios espacios y ser excelentes en todo ¿cierto?

Cuando las actividades en tu agenda se desborden y te sientas estresada conflictuada y hasta frustrada, revisa tus prioridades y lo que te cuesta hacerlo. Aquí una aclaración, en el contexto del coaching, costo de vida significa lo que pierdes o te cuesta, cuando decides hacer algo, y no nos referimos a dinero sino por ejemplo a sacrificio, esfuerzo, tiempo (personal, pareja, hijos), cansancio, etc. Aquí un ejemplo más claro, que prefieres: a) recibir una felicitación por una magnifica presentación en un comité ejecutivo empresarial, o, b) recibir, en la escuela de tu hijo, una tarjeta llena de garabatos amorosos diciendo “Feliz Día Mami eres la mejor”.

Desde tu perspectiva ¿cuál de estas opciones es la más costosa? la respuesta queridas amigas va a depender de las prioridades que hayas definido, y cualquiera que sea -está bien- solo recuerda alejarte de la culpa y que tu decisión debe ser auténtica y tuya.

Unos días lograrás con éxito equilibrar todos los espacios, otros días no lo lograrás, y cuando eso suceda, respira hondo y con cariño susúrrate: ¡tranquila, un día a la vez! No seas tan dura contigo misma, de eso se trata la vida. Queremos dejarles un ejercicio que les puede ayudar en esos momentos:

Instrucciones: haz dos listados en columnas separadas, el primero se va a llamar “actividades que ocupan la mayor parte de mi día” y el segundo “mis prioridades”. Una vez terminado esto, une con líneas las cosas que coincidan. El resultado ideal es que debes tener alineación en las dos columnas (líneas rectas que unan las columnas). No te preocupes, casi nunca sucede.

Ahora queremos ayudarte a trabajar tu tabla de prioridades: ¿Qué sientes cuando miras el resultado? ¿Puedes reorganizar? ¿Hay un poco de caos? ¿Qué cosas puedes dejar de hacer? ¿Qué necesitas empezar a hacer? Si tu resultado no te satisface haz los ajustes que sean necesarios. Si confirmas que tu vida está sintonizada -bien por ti- comparte este ejercicio con personas que puedan necesitar afinar ciertas cositas en sus agendas.

Es importante que cuando mires el resultado, pongas en perspectiva el momento de vida en el que te encuentras y te permitas -si es el caso- estar desalineada, no pasa nada si hay un poco de caos. Si te invade la confusión o frustración pregúntate: ¿hay alguien que te pueda ayudar? y para nosotras la pregunta más importante ¿te dejas ayudar?

Finalmente, queremos contarte que no todo se logra con equilibrio de roles, hemos visto resultados poderosos y satisfactorios cuando se decide integrar ciertos espacios. Por ejemplo: ejercitarte con tu hijo/a, cocinar acompañada de un poco de desorden con tu hijo/a que juega con harina, hacer las tareas del hogar en familia y si de trabajar se trata: si es en una empresa, eventualmente lleva a tu hijo/a al trabajo, si trabajas en casa: instala un espacio para que juegue a trabajar o a pintar, etc. si estudias, lees o necesitas hacer tareas silenciosas procurar combinarlas con las siestas, la vida social combinarla con la familia juntar a los hijos de los amigos es muy divertido, y siempre, guardarse un espacio para el cafecito con las amigas. La invitación que les dejamos es: pensar que espacios de tu vida se pueden integrar, generando aporte y liviandad.

Nos gustaría saber de Uds. sus comentarios, preguntas y nos ponemos al servicio desde nuestra empresa Change -coaching & consulting-

Un abrazo grande

Fer y Pame

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